Epistemología.

 

¿Qué es la epistemología?

 

La filosofía de la ciencia es una disciplina que emerge autónoma en el siglo XX, pero tiene antecedentes más directos a comienzos de la época moderna. Se ha acordado situar el surgimiento de la epistemología contemporánea con el Círculo de Viena (1922)[1].

El análisis etimológico del término epistemología nos remite a las palabras griegas doxa y episteme, con las cuales se significaba lo opinable y lo verdadero respectivamente. Episteme aparece, así como conocimiento verdadero.

Desde siempre el conocimiento ha motivado enfrentamientos originados en la pretensión de posesión del saber, posesión que otorga privilegios y poder.

Así lo observamos en la Grecia antigua, cuando los filósofos clásicos (Sócrates, Platón, Aristóteles) defendían una filosofía separada del poder y una verdad absoluta, y debieron enfrentarse a la concepción de una verdad relativa defendida por los sofistas. La batalla la ganaron quienes se llamaron a sí mismos filósofos y descalificaron el discurso de los vencidos sofistas, a quienes a partir de entonces consideraron pura charlatanería. Por la misma razón, Demócrito no prevaleció en su época, ya que hablaba de la existencia de crisis y choques entre átomos, lo que reflejaba una situación en alto grado caótico, para la comprensión de la naturaleza de los antiguos griegos.

Esta muestra histórica revela que el tema de la verdad circunscribe a círculos hegemónicos y se convierte en el conocimiento oficial al desechar a lo otro, lo diferente. La misma escena podemos presenciar a comienzos del siglo XX cuando los científicos que formaban parte del Círculo de Viena identificaron conocimiento con conocimiento científico y desecharon cualquier otra forma de saber.

Ciencia

Si se pidiera un ejemplo significativo de qué es el conocimiento humano, mucha gente citaría algún principio sólidamente establecido de la doctrina científica. Pero ¿Por qué es tan especial el conocimiento de la ley de gravitación o el papel del ADN en la transmisión de características hereditarias? La importancia del saber científico parece derivarse de dos factores:

 En primer lugar, las teorías científicas no son especulaciones infundadas: a diferencia de las afirmaciones teológicas o metafísicas. Se basan en la cuidadosa observación y la experimentación controlada. En segundo lugar, las teorías científicas suelen ser bastante abstractas: usan conceptos no evidentes para el sentido común a fin de explicar en función de factores que no se pueden ver sucesos que son familiares. Esta combinación de observación y teoría no tiene precedentes en el pensamiento humano. Aunque resultaría difícil volver a la época anterior al pensamiento científico, sigue siendo sorprendente que sea posible alejarse tanto de la experiencia en la formulación de conceptos, y que, sin embargo, se siga tan conectado a ella en la aplicación de los correspondientes conocimientos.

A partir del trabajo de los filósofos modernos de la ciencia, como C. G Hempel y Karl Popper, cabe señalar dos rasgos fundamentales que permiten a la ciencia combinar estos elementos aparentemente contradictorios.

La primera característica es la del vínculo entre la hipótesis y la prueba. La hipótesis científica nueva suele surgir cuando la visión científica al uso empieza a dar problemas. A continuación, se exponen conjeturas (variaciones o alternativas a la visión estándar), que se contrastan mediante la experimentación y la acumulación de datos. El resultado es que algunas conjeturas sobreviven y acaban aceptándose como nuevas doctrinas estándar.

La segunda característica básica de la ciencia es la de la formulación precisa, generalmente cuantitativa, de sus teorías. Si las teorías se formulan con precisión, tendrán consecuencias precisas. Pequeñas discrepancias con los datos observados aumentaran la posibilidad de que las teorías falsas puedan ser identificadas y refutadas.

Cuadro de texto: Puede considerarse un cuerpo de ideas como ciencia si esta cuenta con características como: sistemático, exacto, verificable, objetivo, falible y explicativa.
 Sistemático: un sistema de ideas conectadas lógicamente entre sí. Exacto: conforme a la realidad, descripción exacta. Verificable: debe aprobar el examen de la experiencia. Objetivo: relativo al objeto de sí y no a nuestro modo de pensar o sentir. Falible: que pueda equivocarse. Explicativa: intenta explicar los hechos en términos de leyes, y las leyes en términos de principios.
Describir la ciencia de este modo implica que esta sea considerada como la heroica y, principalmente, exitosa empresa de descubrir los secretos de la naturaleza. Y este es el punto de vista de la ciencia respecto a si misma. Sin embargo, muchos filósofos son precavidos ante esta imagen triunfalista. La mayoría de las teorías científicas acaban siendo rechazadas y reemplazadas por otras alternativas; y si se mira hacia atrás, las razones esgrimidas para su adopción no se acostumbran a parecer muy impresionantes.

 

La estructura social de la ciencia

El poder de la ciencia surge del matrimonio entre la atrevida conjetura y la evidencia experimental, y los procesos que impulsan a los científicos a hacer su trabajo son más complejos que la simple determinación de descubrir la verdad. Uno de los factores que permiten reconciliar estos dos puntos de vista es la estructura social de la ciencia. Considere, por ejemplo, a un investigador cuyo trabajo es bien acogido si consigue generar pruebas incómodas para las teorías vigentes. El investigador puede sentirse motivado por un deseo de tener éxito, y también puede desear refutar algunas conjeturas por razones personales. Pero si con su trabajo se revelan problemas en las teorías actuales y las nuevas conjeturas se someten a un escrutinio riguroso, el investigador contribuirá al descubrimiento de verdades. El modelo de ciencia en el que generalmente se piensa es en el de las ciencias físicas y biológicas, en concreto en la física. Pero la estructura de la ciencia contemporánea es compleja e irregular, e incorpora muchas disciplinas, desde la astronomía teórica hasta la sociología y la psicología., En algunas de las disciplinas, las teorías no tienen formulación matemática o (como en algunas áreas de la ciencia médica) los experimentos controlados son difíciles de realizar.

En la mayoría de las materias, los científicos están involucrados en muchas actividades distintas, y hay una estructura social que coordina las actividades de teóricos, investigadores o recopiladores de datos y otros. Una cuestión difícil e improbable es si existe un único “método científico” aplicable a todas las ciencias. Cabe aceptar que en la manera de pensar científica se han hallado las herramientas más eficaces para entender el mundo sin tener que concluir que dichas herramientas deben usarse conjuntamente, o que existe un único conjunto de instrucciones para emplearlas de manera óptima. Entender la actividad científica en el mundo actual requiere de una reflexión sobre varios de los factores que influyen en la producción de dicho conocimiento.

El problema de la pseudociencia.

El dragón en el garaje es una analogía utilizada por el astrónomo Carl Sagan en su libro "El mundo y sus demonios", como forma de criticar los argumentos Ad ignorantiam usados en diversas pseudociencias. En la misma línea va el argumento de la Tetera de Russell.

EL DRAGÓN EN EL GARAJE

“En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca». Supongamos que yo

le hago a usted una aseveración como ésa. A lo mejor le gustaría comprobarlo,

verlo usted mismo. A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de

dragones, pero ninguna prueba real. ¡Qué oportunidad!

—Enséñemelo —me dice usted.

Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un

triciclo viejo, pero el dragón no está.

—¿Dónde está el dragón? —me pregunta.

—Oh, está aquí —contesto yo moviendo la mano vagamente—. Me olvidé de decir

que es un dragón invisible.

Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas

las huellas del dragón.

—Buena idea —replico—, pero este dragón flota en el aire.

Entonces propone usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible.

—Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor.

Sugiere pintar con spray el dragón para hacerlo visible.

—Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se le pegaría.

Y así sucesivamente. Yo contrarresto cualquier prueba física que usted me

propone con una explicación especial de por qué no funcionará. Ahora bien,

¿cuál es la diferencia entre un dragón invisible, incorpóreo y flotante que escupe

un fuego que no quema y un dragón inexistente? Si no hay manera de refutar mi

opinión, si no hay ningún experimento concebible válido contra ella, ¿qué

significa decir que mi dragón existe? Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no

equivale en absoluto a demostrar que es cierta. Las afirmaciones que no pueden

probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles,

por mucho valor que puedan tener para inspirarnos o excitar nuestro sentido de

maravilla. Lo que yo le he pedido que haga es acabar aceptando, en ausencia de

pruebas, lo que yo digo.”

Carl Sagan

LA TETERA DE RUSSELL

“Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es tan pequeña que no puede ser vista ni por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo ilustrado, o la del inquisidor en tiempos anteriores.”                                                                                                                        Bertrand Russell

Actividad:

1-      ¿Cuál es la problemática que plantean los textos?

2-      ¿Qué es una pseudociencia?

3-      ¿Qué ejemplos de pseudociencia encuentras en la actualidad? Fundamenta.

4-      ¿Cuáles crees que son los elementos fundamentales para formular un conocimiento científico?



El Círculo de Viena, fue una organización científica dedicada a la concreción de una concepción científica unívoca del mundo. Sus bases consideraban la filosofía como una disciplina encargada de distinguir entre lo que es ciencia y lo que no lo es, prestando especial atención al lenguaje en que se hace ciencia.

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