¿Cómo estudiar filosofía? Alegoría de la caverna. Platón

 ¿Cómo abordar un problema filosófico?

Un problema es una cuestión que exige investigación y que puede adoptar la forma de una pregunta. En el campo filosófico, la investigación va estrechamente unida a la lectura crítica de textos filosóficos originales. Ellos recogen un conjunto de argumentos que un filósofo ha revisado cuidadosamente y que, aunque hayan recibido algunas críticas, mantienen vigencia hasta hoy, al menos en algunos aspectos, y probablemente lo sigan haciendo. Hoy es posible acceder digitalmente a miles de resúmenes del pensamiento de cualquier filósofo. Pero, por más buenos que sean, necesariamente son más pobres que el texto original. Por dos motivos: 1) Hacen que se pierda la riqueza de la argumentación, las sutilezas del lenguaje y el estilo personal del filósofo. 2) Son, sobre todo, una versión indirecta: la versión de otro. Cada texto tiene que ver con determinado momento histórico, y con una obra más amplia del autor. Por otra parte, para que un texto filosófico nos enriquezca, no alcanza con leerlo superficialmente.

A) ENCUADRE HISTÓRICO Se trata de ubicar históricamente al autor en su entorno cultural, social, político, etc. El texto en sí mismo es insuficiente para comprenderlo completamente y adquiere toda su significación si lo abordamos conociendo el entorno histórico. Toda producción literaria depende de la realidad histórica en que se genera, aun cuando el autor logre cierto distanciamiento de sus contemporáneos o sea muy crítico de su cultura. De hecho, la causa de que algunos pensadores se hayan destacado consiste justamente en haberse empapado de la atmósfera de su tiempo y desde allí haber propuesto transformaciones en la realidad.

B) CONTEXTO DEL TEXTO

Consiste en investigar el ámbito que rodea el texto, la obra a la que pertenece el fragmento, otras obras del autor, la corriente filosófica que la obra representa, y la relación con otras teorías sobre el mismo objeto de reflexión. Dado que un texto es una estructura interdependiente de una estructura más amplia, la interpretación se enriquece si clarificamos esta interdependencia. Ampliar la perspectiva impide deformar el sentido del mensaje por tratarlo en forma aislada.

C) PROFUNDIZACIÓN DEL TEXTO

Se trata de la comprensión e interpretación del contenido del texto. La comprensión incluye: análisis semántico, síntesis abarcadora, jerarquización de frases y reconocimiento del núcleo conceptual. La interpretación comprende: descubrimiento del problema abordado por el autor, identificación del objetivo del texto, reconocimiento de las dificultades que el autor deja sin resolver y determinación del grado de innovación en la historia del pensamiento. Análisis semántico es el procedimiento que consiste en entender separadamente el significado de cada una de las frases que constituyen un texto. Síntesis abarcadora es la obtención de una idea global del tema planteado en el texto. Para ello es necesario relacionar los significados de las diferentes frases que lo constituyen. Jerarquización de frases es la identificación de las ideas principales y de sus ampliaciones, llamadas ideas secundarias. Para la jerarquización de frases de un texto es conveniente subrayar. Núcleo conceptual es la idea central del texto. El problema es la cuestión que el autor trata de aclarar. El objetivo es el fin o propósito con que el autor escribió el texto. Por lo general, los objetivos son aclarar y/o solucionar el problema planteado. Las dificultades son los aspectos del problema planteado frente a los cuales el autor nos propone algo. La innovación es la novedad en el análisis y la solución de la problemática abordada, en perspectiva histórica.

Berttolini, Langón, Quintela. “¿Qué es filosofía?”

Actividad

Para Introducirnos en el estudio de la filosofía, se propone a continuación, una actividad para conocer  una de las historias más populares en la historia de la filosofía, la alegoría de la caverna de Platón. Teniendo en cuenta el abordaje del estudio de los textos filosóficos será necesario realizar una pequeña investigación antes de abordar el texto fuente.

Busca:

1) Información sobre la vida de Platón, tanto aspectos biográficos como la época histórica y la sociedad en la que vivió.

2) Investiga sobre la obra filosófica de Platón, de que temas escribió, que problemas filosóficos se planteó. Para ayudarte como guía puedes buscar apoyándote en las siguientes preguntas:

¿Cuáles fueron sus libros más importantes? ¿Qué estilo utilizaba al escribir? ¿Qué personajes aparecen de forma recurrente? ¿Cuáles son los temas que trata en su libro: La República? ¿Qué es una alegoría?

Abordaje de texto fuente

Selección del Libro VII de República de Platón (Alegoría de la Caverna)

Sócrates - compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.

Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un muro parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.

Glaucón -Ya lo veo -dijo.

S-Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.

G-¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!

S-Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?

G-¿Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas? -¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?

S-¿Qué otra cosa van a ver? Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

G- Forzosamente.

S-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

G-No, ¡por Zeus! -dijo.

S-Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.

G-Es enteramente forzoso -dijo.

S-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia y si les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa del encandilamiento, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras insignificantes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba? 

G-Mucho más -dijo.

S -Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son realmente más claros que los que le muestran?

G-Así es -dijo.

S-Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?

G-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.

S-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.

G-Efectivamente

S-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.

G-Necesariamente -dijo.

S-¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?

G-Efectivamente.

S-Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?

G-Ciertamente -dijo. (…)

S-Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?

G-Claro que sí-dijo.

S-Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas, que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.

G-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.

S-Pues bien -dije-, dame también la razón en esto otro: no te extrañes de que los que han llegado a ese punto no quieran ocuparse en asuntos humanos; antes bien, sus almas tienden siempre a permanecer en las alturas, y es natural, creo yo, que así ocurra, al menos si también esto concuerda con la imagen de que se ha hablado.

G-Es natural, desde luego -dijo.

S-¿Y qué? ¿Crees -dije yo- que haya que extrañarse de que, al pasar un hombre de las contemplaciones divinas a las miserias humanas, se muestre torpe y sumamente ridículo cuando, viendo todavía mal y no hallándose aún suficientemente acostumbrado a las tinieblas que le rodean, se ve obligado a discutir, en los tribunales o en otro lugar cualquiera, acerca de las sombras de lo justo o de las imágenes de que son ellas reflejo y a contender acerca del modo en que interpretan estas cosas los que jamás han visto la justicia en sí?

G-No es nada extraño -dijo. (…)

Extraído de la edición de Ediciones Altaya (Barcelona, 1993), con la traducción y notas de Alianza

Editorial realizada por José Manuel Pabón y Manuel Fernández-Galiano

Actividad de reflexión sobre el texto:

1) ¿Qué problemas filosóficos surgen de la lectura de la alegoría?

2) ¿Cuál es el mensaje que nos quiere dejar Platón con la alegoría?

3) ¿Qué interpretación le podemos dar para pensar nuestra sociedad actual?

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